PRIMER GALLO
El deseo hizo su obra, pero excediéndose
promovió la guerra santa de la negación.
Estopa en la boca, el alma sobre clavos,
todo perdido antes de la estrella matutina.
Y la materia, un bien menor, híbrido,
Precipitándose en la comarca de las madres mudas.
SEGUNDO GALLO
El alba viene y vendarán tus ojos, a empujones
tropezando hasta las largas mesas de pescado,
nuca desierta, láudano trágico, hasta el cuchillo
descamado, despinado, y el ojo –bizco–
extraviado en la más completa lasitud.
El alma, el alma, dijo arrojando las vísceras.
El alma, contestó pisando el ruedo de su vestido
de novia y corriendo hacia el resumidero,
meca de gatos ejerciendo también sus derechos.
TERCER GALLO
Gracia rebosante, atolladero del rocío,
martirio en los rápidos del jamás,
todos al funeral, todos al funeral,
a ciegas frente al acecho del aguijón.
Hola, señuelo del penacho rosa,
nudo cerrándose por el peso de lo inminente.
Y tú, diamante ebrio, mito y naturaleza del pedernal.
Horacio Castillo (Ensenada, 28 de mayo de 1934 – La Plata, 5 de julio de 2010).
Más poemas en POESÍA LA PLATA y en Aromito
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Siempre lo que me guardó la memoria,por esto mismo lo digo,es el verso que repito hasta el hartazgo..."insistir presionando los músculos como para expulsar un caballo o un cíclope"
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