_
TODO LE IBA MAL A RAYMOND CARVER
bueno para empezar
trabajaba como repartidor domiciliario de medicamentos
para una farmacia rasposa de clastkanie oregon
y justo fue a dar –con un envío en la mano–
a la casa del único en el pueblito
que leía la revista Poetry
poco antes de comenzados los 50
quiso aprender a pescar en yakima washington
los mismos bagres que sacaba su padre
–nunca supe si hay bagres en esa zona
o si
por el contrario
los peces tienen nombres raros como perca–
pero no pudo
no pudo el pobre raymond
su padre se había quedado a escuchar a Roosevelt
en la inauguración de la presa
que generaba electricidad a lo largo
de 160 kilómetros hacia canadá
ahora
ese mismo hombre
está parado en la cocina
de la casa que lleva el número 1515 sur
en la calle 15 de yakima
la única –si se fijan bien–
que aún tiene esos antiguos baños exteriores
que los muchachos roban en la noche de halloween
está sosteniendo un pescado que le llega
hasta mitad del pecho
en la otra mano –que le tiembla cada vez más–
tiene una botella de cerveza
hay olor de huevos revueltos
a las seis y media de la mañana
padre, te quiero, / pero cómo podría darte las gracias,
yo, que tampoco puedo sujetar mi botella / y ni siquiera
sé de sitios para pescar.
1956/57/58 tuvo dos hijos
trataba de escribir bellos poemas sobre la pesca
y la vida natural y las cascadas
mientras fichaba su tarjeta
en el aserradero cada madrugada
y maryann burk dormía
una copa tras otra de jack daniel's
y un amor por las cosas de este mundo
como escribir en autos abandonados
caer desmayado en alguna esquina
pasar las noches limpiando el hospital de caridad
y saltar de un pueblo al otro
siguiendo la ruta de clevie
pero
no era el horno microondas
ni el avión a reacción
ni los coches caros
iowa / ohio
correr hasta el almacén apenas abre
conseguir una botella para pasar el día
lleno de clases de escritura creativa
todo le iba mal a raymond carver
tess tess tess
reclinado en el sillón para poder verse
y seguir soñando con un rancho en illinois
o con las truchas de ontario
o con la próxima beca
verlo y soltarlo
sin pena alguna
caminar por rosario
pegar una tarjeta de 3 x 5 detrás del escritorio
...y súbitamente todo empezó a aclarársele
o no a los juegos triviales
o ningún hierro puede despedazar tan fuertemente el corazón
como un punto puesto en el lugar que le corresponde
y babel y chejov y un 2 de junio del ‘77
para empezar a verse
y seguir soñando con un rancho en illinois
o con las truchas de ontario
la mirada
la única posibilidad de la mirada
para saber que lo que le dijo el doctor
no tiene demasiada importancia
y dar las gracias
de todos modos dar las gracias
todo le iba mal a raymond carver
todo le iba mal
lo cual significa que
usadas correctamente
las palabras pueden hacer sonar todas las notas
y sin embargo
siendo tan poderosa la fuerza de la costumbre
no pudo terminar su novela
antes del 2 de agosto
en nueva york.
_
Miguel Russo, escritor y periodista, nació en Buenos Aires en 1956. Vive en City Bell. Publicó dos libros de poemas: “7 y 3” (1989) y “Ninguna noche en Storyville” (1991). Es autor, además, de las novelas “Perder la historia” y “Babel”, y del libro de cuentos “Un lugar como cualquier otro”.
_
Foto: Miguel Russo
_
Excelente lo de Miguel. Estoy muy a gusto con esta poesía. Me reconforta el alma. Pienso en Antología de Spoon Rivers de Edgar Lee Masters...
ResponderEliminarQUÉ BUENO!! NO CONOCÍA A ESTE POETA. ME CONMOVIÓ. GRACIAS POR SUBIRLO.
ResponderEliminarsusana.