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sábado, 24 de abril de 2010
Beatriz Vignoli – Tres poemas
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PARÍS, TEXAS
El padre mira
su reflejo en el vidrio:
toda la luz que cae
fuera de su sombra
no es su imagen,
no es su hijo,
no es la sombra del pelo de su hijo
que está detrás del vidrio
jugando a que no existe:
–Mirá, papá,
no existo! y si viajara
más rápido que la velocidad de la luz
tu mirada no me alcanzaría nunca
y yo sería
entonces
como una estrella que está fuera del espacio
–dice
el hijo–
como una estrella que está fuera del espacio.
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HE REÍDO CON LOS MUERTOS DEL VERANO
He reído con los muertos del verano,
muertos jóvenes cuyo silencio indestructible
es un jazmín de hierro en el centro de la nada;
no hay ausencia como la de sus cabellos
invisibles luego de desparramarse, por vez última
hasta el amanecer como una quieta llamarada;
y lo que en ellos aún reclame una palabra
desollará su puño contra la puerta de la noche,
seguirá golpeando mientras haya memoria.
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DICIEMBRE 31, 2001
Y la vida era esto:
salir a la vereda el treinta y uno
a las doce, ver cómo un vecino
enciende una bengala.
El brazo en alto, inmerso en la luz ígnea.
Un silencio rosado y expectante,
un fuego inmóvil el mundo.
¿Celebra? ¿Pide ayuda? Nada pasa.
Nada llega. Todo al final se apaga.
Pero aquel brazo en alto, aquella duda.
Aquella intensidad.
En revista Fénix poesía – crítica, Nº 24, abril 2009, Ediciones Del Copista, Córdoba, octubre de 2009. Director: Pablo Anadón.
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Beatriz Vignoli nació en Rosario en 1965. Es poeta, traductora de inglés y crítica de arte.
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Foto: Telam, represión 19 y 20 de diciembre de 2001
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