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sábado, 6 de marzo de 2010

Leonard Cohen – Marruecos y otros poemas de “La energía de los esclavos”



YO SÉ QUE NO HAY CIELO NI INFIERNO


Yo sé que no hay
cielo ni infierno.
Sé que estamos en 1967.
Pero estás durmiendo, has dormido
con algunos de mis amigos.
No es simplemente algo que querría saber,
es lo único que quiero saber
no me interesa el misterio de Dios,
ni quiero saber nada sobre mi mismo,
ni si yo soy el de verdad.
La única sabiduría que quiero poseer
es saber si
estoy solo o no en tu amor.



Hago esta canción para ti,
Señor del Mundo,
que lo tienes todo,
menos esta canción.



Se sentó al piano
la más bella pianista del mundo,
vestida con una bata de fotógrafo.
Yo estaba hojeando las páginas amarillas
de mi viejo corazón de esclavo
en busca de algo mejor que la gratitud.
Cuando sobre la parte mucosa ella colocó
el más pequeño y majestuoso barco de vela
que jamás haya devuelto el mar.
Diciendo: A veces estoy contigo,
a veces tengo que ir donde
el hombre es un extraño a su dolor.


MARRUECOS

Invité a cenar a un hombre.
No quiso mirarme a los ojos.
Comió en paz.



Encerraron a un hombre
que quería dirigir el mundo.
Los muy idiotas encerraron
al que no era.


ESCRITO AL OÍR QUE ALLEN GINSBERG BESÓ A IRVING LAYTON EN UNA LECTURA DE POESÍA EN TORONTO

No es por asustarte, Irving,
pero me he enterado
a través de un amigo,
del difunto poeta irlandés,
que poco después
de haber recibido
la bendición de
Allen Ginsberg,
Patrick Cavanagh murió.



En “La energía de los esclavos”, traducción de Antonio Resines (no bilingüe). Visor. Alberto Corazón, editor, Madrid, 1974
Leonard Cohen nació en Montreal, Canadá, en 1934.
Foto: Leonard Cohen.

1970

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