Por Guillermo Ibáñez
Siguiendo el itinerario de esta serie de artículos sobre poetas contemporáneos, he tratado de acercar al lector nombres como los de José Peire, Héctor Yánover, María del Carmen Suárez, ya aparecidos (precedentes en este libro), o los de Ramponi y otros, que los seguirán, siempre ocupándome de quienes, a pesar de su importante obra, no han llegado al “gran” público con el nivel que merecen, en razón de que sus obran no son “comerciales”, al decir de algunos editores. Esto es: “si lo que se vende es basura, vendamos basura”, contribuyendo al “asnamiento” generalizado.
En este trabajo, sigo esta serie con un gran olvidado, un poeta mayúsculo y equiparable a la mejor y mayor poesía americana y universal como es Luis Franco.
Su vastísima y diversa bibliografía, casi eximen a cualquiera de muchos comentarios.
En el género lírico, por ejemplo, podemos citar los siguientes volúmenes: “La flauta de caña”(1920), “Libro del gay vivir (1923), “Coplas del pueblo” (1926),”Nocturnos”,(1932), “Suma”(1938), ”Constelación”(1959), que incluye muchos trabajos de los anteriores; “Los trabajos y los días”(1928), “Pan”(1948),”El corazón de la guitarra” (1963), “Insurrección del poema”(1970)
El resto de su producción, en ensayo o historia, apenas puede enumerarse: “El General Paz y los dos caudillajes”,”Hudson a caballo”, “El otro Rosas”, “Sarmiento entre dos fuegos”, etc. etc.
En ensayos de otra especie se registran títulos tales como: “La hembra humana” (Ed.Schapire 1974), “El arca de Noé en el Plata”, temas que maravillan en Maurice Maeternick (Premio Nobel 1911), pero que en un autor nacional, no trasciende ciertos límites en los cuales el conocimiento no sólo científico o erudito de los estudios antropológicos o biológicos surgen pristinamente, sino, la humanidad empírica de Luis Franco que está, latente y vibrante en cada una de sus líneas.
Todo lo enunciado apenas, obligaría a multiplicidad de enfoques y análisis. Pretender con unas lecturas de esta inmensa obra, realizar un trabajo como merece, excede las posibilidades personales y del espacio que puede ocupar en un medio escrito, por eso, he de limitarme aquí a “Insurrección del poeta”, cuya tapa o portada fue hecha nada menos que por Ricardo Carpani, a quien pertenece la figura del Che, en la Plaza que lleva su nombre en Rosario. Nadie mejor que Carpani pudo interpretar como este plástico lo hizo, la fuerza y la tensión que se encuentran dentro de los poemas de este libro.
“Insurrección…”, fue prologado por otro gran poeta que debiera llamar mucho más la atención de los lectores y sobremanera de los lectores que escriben en este género. Me refiero a Alberto Hidalgo, quien compara a Luis Franco, nada menos que con Whitman, Darío, Nervo, Vallejo o Neruda. Adhiero a sus palabras, Luis Franco no es menos que ellos.
Dice Alberto Hidalgo:”…él, es más extenso que su provincia, más alto que cualquier mástil, gobierna la poesía de todo el país y América me ha dado el encargo de saludarlo con los Andes abiertos”
También me referiré a trabajos incluidos en “Suma”(Editorial Sarmiento, Catamarca 1929, que prologara nada menos que Roberto Arlt y al libro “Constelación”( Editorial Stilcograf, Bs.As., 1959), que el mismo Franco prologara con palabras que reproduciré más adelante y titulo: Poesía y destino.
Sin embargo, Luis Franco no es leído. Tal vez porque es un francotirador de la poesía;
Es poco leído o se ha colocado sobre su obra, un enorme manto, porque Luis Franco, biólogo, antropólogo, hombre, americanista, argentino, autodidacta de todas las disciplinas del arte y de las ciencias que frecuenta, no se comprometió nunca con nada más que la verdad. Su vida y poesía es verdad pura. Luis Franco, anárquico y para mí, titular de la poesía libertaria de América, antagonista natural del cóctel de los best seller.
Además de Hidalgo, no faltaron otros grandes que dijeran, por ejemplo: “Este poeta Luis Franco, nació con la facilidad que un don del ala, canta como pájaro por llamamiento de la naturaleza…poeta pagano análogo a los trovadores…sus “Églogas aldeanas”, verdadero himno sagrado al trabajo de la tierra, como pocas veces se oyó, si es que alguna vez se ha oído tan noble y puro en nuestro idioma…voz de un poeta genuinamente argentino”(Firmado: Leopoldo Lugones, Diario “La Nación”, el 9/1923).
O como dijera Roberto Arlt en “Argentina Libre” (Bs.As. 1926):”…Semejante a Heracles, furioso, sortea cumbres, va en busca de negros dioses, se detiene junto a los cimientos del mundo, la enormidad de su inspiración es tan evidente que toda palabra se hace lánguida para expresar su altura…Me dicen que su autor, no sé si en La Rioja o Catamarca, en soledad virgiliana, ara, siembra y cosecha con sus propias manos un trozo de tierra y cuece su pan. Está bien, es la hermosa bestia completa en la Edad del Maniquí”
Y así fue Franco en su Belén catamarqueño natal; eso hacía, trabajar la tierra. La poesía de la Naturaleza, así con mayúsculas, como él la escribe, no le era algo ajeno, estaba conjugada con su vida y su obra. Qué gran destierro después su vida en Buenos Aires.
Y así otros vates o críticos, en “Verdad y poesía de Luis Franco”(Bs. As. 1941), lo nombran como el poeta sudamericano o como el poeta de la personalidad o individualista pero de ese individualismo partía hacia lo universal.
Otro de sus títulos, a riesgo de que parezca una bibliografía de Franco, son: “Walt Whitman, poesía y democracia”(Ed. Americale Bs.As. 1945), libro en el que desmenuza con amor y admiración la obra y vida del mayor poeta de todos los tiempos, su filosofía, que también es la propia de Franco.
Me atrevo a decir que Luis Franco es realmente el Whitman de esta parte del continente, pero más duro, más exaltado, terrible en su crítica como no lo hiciera nunca el yanqui.
Podríamos citar también, por qué no, otras obras: “Pequeño diccionario de la desobediencia”, “Biografía patria”,”Biografía de la guerra” y de cualquier lectura que se proponga, surgirán adjetivos duros para calificar la obra de Franco. Se puede decir que contiene una carga fiera. Que es áspera y cortante (decía Raúl Gustavo Aguirre que”… la poesía tiene que ser filosa, tiene que cortar…” y la de este autor, es así, es un filo que separa las aguas. El lector sabrá, que cuando haya frecuentado, o al menos se haya asomado a esta poesía; que la poesía no son remilgos ni florcitas y como decía Nietzsche:” sólo me importa lo escrito con la propia sangre”.
En Franco se da así: visceral, profunda. Vamos ahora a los libros que antes mencioné:”Insurrección del poema”. Y, por qué?. Porque Luis Franco es un hombre-poeta insurrecto. Contra las calamidades que el ser argentino, americano y del mundo, viene soportando desde el más lejano pasado.
En “Revolución”, nos dice:
Porque la vida crece hacia la viuda
a través de la tumba…
…porque al hombre le tiende ya la mano
un porvenir más largo que todos los recuerdos
confiando a su adultez alzar su corazón
a nivel de su frente y remontar su frente
más allá de los vuelos…”
…Si el hombre no emancipa
su frente y sus latidos
todas las ciencia y el arte entonces
devienen floripondios
para ornar sus cadenas”
O en el poema “El Che y las masas”, cuando dice:
“…Lo infinito resuella y pulsa en lo finito…
Lo efímero se mece en los brazos de lo eterno…”?
El Che dialoga con sus sueños:
“Los astros atraviesan su substancia
Más, lo que importa es que él
eche su propia luz.
El hombre repatriado a sí mismo
eso es todo.
Hablo en nombre del alba
de las manos callosas en el timón del mundo
verificando que el pájaro es más chico que sus alas
la vida más hermosa que la inmortalidad
y más hermosa que la vida, la libertad…”
Dentro de esa poemática, el lenguaje es bravío, insurrecto, irredento. Hay improperios, es impenitente. Las palabras: rodador, abismos, asordadas, naufragio, inminencia, fervor, expolio, blasfemia, derrota, estigma, pezuñas, insepulto, furia; son sustantivos o verbos o adjetivos que dan la impresión de una mirada sórdida del mundo. Pero entre ellos, el candor y la pureza del alma de Franco, alisan el paisaje y también metáforas de una dulzura increíble pueblan sus versos.
En el extenso “Inauguración del Nahuel Huapi”, dice:
“…donde el cielo desposa
el beso de cristal y risa de las aguas
el suspiro de alma cautiva de las frondas…”
o:
“…el pájaro solfeando cielos en su garganta
no es más que una loa del silencio”
O en el poema “Inminencia”:
“…la aurora es un mero cuerpo a cuerpo
entre las noche y el día…
…no viste desdecirse al infierno
en el cielo irisado de una lágrima…?
En “Constelación”, donde el mismo poeta prologa y dice:”…el poeta, el libertador debe liberarse primero, asumir lo más actual de su tiempo y aún anticipar desde la sombra, la claridad venidera como el canto del gallo….”
Extrayendo sólo como cita algunos versos:
“…lo más viril del, hombre es la ternura…”
“…canto a la alegría, hija del día
Compañera alada…”
O en el poema “Pan”:
“La luz, más nutricia que la médula…
La mañana que viene descalza
para cruzar la creciente del rocío…
El caracol de los volcanes
donde el oído escucha el oleaje del fuego…”
Y de “Suma”
“…Mi corazón se excede como los grandes ríos…
La vida no es mi costumbre, es mi pasión…
Te amo, luego soy”
“…Bajo la línea de flotación de la conciencia humana,
el inmenso yo arcaico, acecha aún velludo de bosque…”
“Una simple mirada que dejo caer con un prodigio sereno
como el resto de lo viviente:
la hormiga se mueve con equilibrio de astro…”
“Los poemas de mayor calado no han zarpado todavía.
Los rapsodas se han entretenido en el haz
o se han demorado en ensueños litorales
y el mundo de las significaciones vivientes
está aún sin traducirse…”
Este texto terminaba originalmente con una invitación al lector que reitero aquí, navegando por la caudalosa poesía de Luis Franco.
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Nota aparecida originalmente en el Diario “La Capital” de Rosario el domingo 25 de mayo de 1986 Pág.2. Extraído de “Escolios”, Ediciones “Poesía de Rosario”, 2009.
Guillermo Ibáñez nació en Rosario, Argentina, en 1949. E-mail: poesiaderosario@hotmail.com
Acerca del autor:
www.guillermoibaniez.com.ar
www.bibliele.com\interpoe
http://revistainternacionaldepoesia18.es.tl
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