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sábado, 1 de noviembre de 2008

Acerca de Notas al pie de nada ni de nadie de Alberto Szpunberg

Por Miguel Russo *


Notas al pie de nada ni de nadie
Alberto Szpunberg
Bajo la luna / Poesía en obra


El libro de Alberto Szpunberg duele donde debe doler. En la memoria, en el recuerdo, en la comprensión de causas y efectos de una realidad que va quedando cada vez más relegada al absurdo rol de show mediático montado para diversión de unos pocos. Unos pocos que, a fuerza de repetir vulgaridades, intentan (demasiadas veces con resultado positivo) armar un estofado patético de creencias, mentiras banales y mitos a contramano para que todos crean que esa y no otra es la realidad. Y, a medida que ese dolor se hace presente, la memoria, el recuerdo y la comprensión (lo dicho) empiezan a funcionar a toda vela. Mejor aún, vuelven a funcionar. Y en esa vuelta del funcionamiento comienzan a descartarse uno a uno los falsos entramados de un pensamiento (y sí, por más que no lo parezca, es un pensamiento) tan mezquino como peligroso que hace aparecer, justamente, a la mezquindad como moneda de uso. Peligroso, no está de más repetirlo. El libro de Alberto Szpunberg, la lectura de ese libro, duele ahí, donde debe. Eso, de por sí, ya lo catalogaría con una palabra tan a la moda en los últimos tiempos (y aplicable cotidiana y sistemáticamente a cualquier cosa, cualquier libro, cualquier película, cualquier disco, sea una genialidad o una bazofia), una palabra tan patética como los tiempos y el estofado de los tiempos mencionados más arriba: “imprescindible”. Pero al libro de Alberto Szpunberg, la palabra “imprescindible”, bien o mal aplicada, sea dicha por un conocedor profundo del tema o por cualquier marmota con pantalla, le queda chica. Entonces, así como para ese libro hizo Szpunberg, hay que bucear más profundo. Hay que meterse de lleno en ese Notas al pie de nada ni de nadie y dar rienda suelta a las consecuencias útiles del dolor de su lectura.
A saber: si se adhiere a la teoría de Carlos Marx (y no es necesario ser marxista para adherir a ella) que la lucha de clases es el motor de la historia, se puede plantear que la poesía es su oficina de prensa. Desde Homero (o la asociación de poetas que escribieron bajo el nombre común de Homero), pasando por los miles y miles de historias celebradas por los trovadores medievales, o Shakespeare (o la asociación de poetas que hicieron lo mismo que sus antecesores con Homero), hasta más acá, el último intento de cualquier inédito/a poeta, la escritura de un poema está clara: se busca (con menor o mayor resultado) que la sociedad en su conjunto las aprenda, las comprenda y las haga suyas. Y allí está Notas al pie de nada ni de nadie. Allí está Szpunberg en su clara y furiosa condición de contador de una historia. Una historia que arranca en 1964 con la escritura de otro poema, “Marquitos”, perteneciente al libro El che amor, de 1966. Una historia que continúa, pero no se cierra, con la reescritura de aquel poema, que es decir la reescritura de aquella historia. Pasaron, entre una y otra escritura, poco más de cuarenta años. Pero pasaron, entre una y otra escritura, mucho más que cuarenta años. Y Szpunberg da cuenta en su escritura de ese “mucho más”. Marquitos, el hombre, fue Marcos Slajter, un estudiante de filosofía de 25 años que murió de hambre en Orán, mientras formaba parte del Ejército Guerrillero del Pueblo que lideraba Jorge Masetti en la provincia de Salta y adhería a la revolución continental planeada por Ernesto Guevara. “Marquitos”, el poema, es la historia de ese hombre (y todo el dolor de la historia de ese hombre y de otros hombres como Marcos Slajter) contada por Alberto Szpunberg, también militante de aquella organización revolucionaria, para que fuera aprendida, comprendida, hecha propia. Para que no fuera olvidada ni, mucho peor, despojada de contenidos por los vencedores ni por aquellos que, habiendo sido vencidos, se hicieron eco del discurso vencedor que señaló y sigue señalando lo absurdo de pelear y dar la vida por una utopía.
Szpunberg se exilió. Szpunberg siguió escribiendo. Pero Szpunberg no se detuvo en la escritura melancólica del exilio ni compró los nuevos aires de lo posible. Szpunberg se arremangó frente a la historia y se sentó a escribirla, a reescribirla, a dolerla, a hacerle doler. Así nace “Notas al pie de nada ni de nadie”, así se lee “Notas al pie de nada ni de nadie”: como un poema del dolor de saber. Un poema que señala de manera tan clara como tajante que los sucesos siguen sucediendo, que, por más que pretendan ocultarlos o vaciarlos de su verdadera magnitud, seguirán allí para que poetas como Szpunberg los hagan de todos y para todos. Sin las pretensiones de los nuevos gurúes del “se hace lo que se puede”. Con la consigna divulgada el 1 de enero de 1959 en La Habana: “Dentro de la revolución, todo; fuera de la revolución, nada”.

City Bell, 19 de noviembre de 2007.
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Miguel Russo nació en Buenos Aires en 1956. Es periodista cultural de diversos medios nacionales y extranjeros y guionista de documentales sobre historia argentina y escritores latinoamericanos. Publicó dos libros de poesía: "7 y 3" (1989) y "Ninguna noche en Storyville" (1991); el libro de relatos "Un lugar como cualquier otro" (2005) y las novelas "Perder la historia" (1997) y "Babel" (2007).
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El presente comentario iba a formar parte de el espiniyo / 2008, lo presentamos ahora en AROMITO.- Alberto Szpunberg publicó en 2008 en un solo volumen dos hermosos libros: Apuntes (1986) y Luces que a lo lejos (1993).
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Sobre el telón del fondo del exilio, y con un pasado reciente de combate y de dolorosa derrota resonando en la memoria, una voz poética va con delicada incertidumbre haciéndose cargo de la nueva situación, a la vez que reflexiona sobre lo ocurrido, a través de observaciones mínimas, preguntas, ramalazos de frases. Escritos durante la segunda mitad de los años 80 del siglo XX, Apuntes y Luces que a lo lejos pueden leerse como sendos tramos de un único libro, en el que un intenso lirismo y el rigor del pensamiento se funden para recrear verbalmente el mundo e interrogarlo.

Alberto Szpunberg nació en Buenos Aires, en 1940. Fue docente en la Universidad de Buenos Aires y, como periodista, fue redactor del diario La Opinión, cuyo suplemento cultural dirigió entre 1975 y 1976. Se exilió en Barcelona en 1977. Poemas de la mano mayor (1962), El che amor (1966), Su fuego en la tibieza (1983) y La encendida calma (2002) son algunas de sus obras. Apuntes, incluida en este volumen, es de 1986, mientras que Luces que a lo lejos, ganadora del Premio Internacional de Poesía Antonio Machado, es de 1993.
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