TIEMPOS
Siempre
te amo por primera vez.
Siempre
te amo la primera vez.
BAILE
De la
cintura bajan
arrabales
de adentro
como
impaciencias del amor.
¿Qué
es esa moneda
que tu
bailar acuña?
En la
colina del deseo
sobra
el sol.
Seguridad
es tu hermosura,
bella
que el tiempo apagás
en
laberintos de Eros donde
es
triste el que no sabe.
Amarte
es preciso, vivir no.
DEBAJO
Crujen
las cartas que nunca te escribí.
Matan
al perro
en mi
memoria siempre.
¿Quién
le da de comer? Una
anticipación
de la mañana
talla
tu rostro en mí. Respirás
a mi
lado. En los agujeros
de lo
que toca vivir hay
la
marea del tiempo, lleva
dolores
a su basura inútil. El sudor
del
pasado golpea
su
páramo roto, la
vida continua,
los
pensamientos
con plomo debajo.
LO QUE CAVA
La
sangre corcovea
en
todos los rincones, en
el
alma superior, en su orgullo,
en los
perros con olor a furia.
El ser
amado convierte
la
humillación en asombro y vengo aquí
para
decir que te amo.
La
emoción contra la pared
espera
que la fusilen.
Nuestros
cuerpos conocen esa pared.
Es una
atadura del sol
que
cavamos, cavamos.
LADOS
La
idea se escapa, no quiere
la
grasa de las palabras, ni
un
espejo vano. Se parece a
tu
cuerpo entre los árboles
de la
calle Atlixco
un
lado al otro del viento.
Viene
y suspende
la
pérdida, corta
los
desabrigos, saca
día de
mi rincón, no repite rostros,
nombra
en silencio
los
animales del azar.
LA COVERSACIÓN
En la
jaula del pensamiento no cabe
el
amor que no dan.
La
mentira cubre el planeta. Hay
visitas
que no llegan
y
parientes prestados. Una hija
aniquila
a su padre,
un
tenor canta La Traviata.
La voz
se recuesta en la sangre
como
existir bajo el sol. Pasa
el
poder vestido de célebres venenos.
Del
otro lado estamos tristes,
con
furias dudosas, tristes, y
amores
llenos y vacíos que
marchita
la indignación. ¿Eso
explica
la prosa del mundo?
A
veces ceso totalmente y abren
los
pedacitos del amanecer
en un
rincón de la lengua.
PUERTOS
De las
cortadas de la vida
hay
una que no se puede abrir.
Verano
es ese día
que
adora los pasados del odio.
Cuando
soplan los vientos,
abriga
y Eros
festeja
el triunfo de su llama.
Palabra
y muerte no se juntan.
Cae a
pedazos la mirada restante
y todo
se une menos
los
sonidos del hambre.
FLORES
En las
esperas del aguante
crecen
margaritas cada vez
más
pálidas. Recuerdos
de su
belleza, pan
en la
mesa que borra su nombre.
Nunca
se dejan perseguir. El vidrio
donde
bebían sol
se
convirtió en un acto
solo.
Se fueron de la boca
que
nombraba su aroma.
El
tiempo
se las
llevó, ya bárbaro.
De
todos los mundos posibles
no hay
uno sin el negro
apague
de la espuma o la
neblina
de palabras rotas.
ESCENAS DE LA GUERRA
Convierten
al mundo en hospital,
quieren
que no esperemos nada,
ni
siquiera lo que no va a llegar y por
la
curva del cielo pasa
tu
rostro que llora.
Odios
tristes, noche fría,
humillaciones
del reloj.
Tu
cuello es una rama erguida,
un
corto exilio de la maldad.
Te
beso allí donde volvés
a tu
secreto. Crepitás
en
días que sangran.
INSISTENCIAS
En la
amplitud del amor cabe
la
insistencia en ser otro, eso
que
despliega sus alas en la
repetición
flotante de aguas mínimas.
Se
autoborran las iras, aparece
la luz
tocando su saquito
de
espérames y andates. Se abre
el
cristal de la noche encontrada.
Flores
que dían con
la
época de sucesos tristes.
No hay
vacíos en esa escuela
de lo
que nunca es pecho gris. Hay
rostros
que van de espejo en espejo
para
buscar su nombre.
ARRABALES
Ante
tu voz se detiene el dolor.
Tu voz
está muda, la
sombra
mordida por los perros
es
nuestra propia sombra y vive
al
pairo de los besos,
cubre
la pérdida con pliegues y
recordaciones
que vendrán. La noche
no es
una hermana acostada
con
las manos vacías. Es tu ropa
que
cae al suelo y se retira
a su
aroma. Así venís
desde
cualquier confín. El sur
está
vacante, menos
tu
hermosura que pasa por
mi
avidez. Mojás
mi
boca con tu vino justo.
Despertás
arrabales
del
amargo arrabal.
ESTE
Este
derrame en tus
territorios
de sed y furias,
donde
se marcha adónde
guiado
como un ciego y los
inviernos
que se van y vana
es la
memoria de nosotros en movimientos
de
dolor a dolor,
heridas
o ilusiones
de
libertad, fantasmas que se enfrían,
clavos
de hierro que clavaron
gritos,
párpados
del cosmos,
en tu
calor se cierran,
como
si todo fuera oscuro
y tu
mano no volviera a tu mano
quedaba
en mí.
AMPAROS
El
aire, la roca, el péndulo, la
claridad
de la noche
dan
noticias del mundo que
nadie
sabe leer. ¿Son ellas
para
ellas, no más? Las sábanas
arrugadas
del día
envuelven
un fulgor cercado
por
rostros que se acaban.
Su
solo amparo es
el
deseo.
DESCANSOS
La
realidad del cosmos, eso.
Neptuno
vuelve
carne
rosada en negra y los
caminan
en los
rincones del rencor.
Qué
dulce es comprenderlo.
La
materia masculina de la gracia no
se
quiere leer, no piensa.
La
medianoche llega sin trabajo al
acto
visible del pecho,
mira
de frente sus malezas,
cavila
sobre
la
morida común del estar.
El
beso divulgado fue labio.
Un
crepúsculo arde en las ventanas
del
más instante, más.
TE DIGO
Borrado
del mundo real, borracho
de
este crepúsculo que canta
en
otro lado y el ángelus cruza
a
caballo de una campana.
El
cielo muere y
no veo
a nadie, nada, sino
el
fuego que arde cuando hubo
una
garza azul
erguida
en tu mirada blanca.
Quemaba
ayeres,
la
basura que el tiempo deja.
RAZONES
Hay
continentes tristes,
escuelas,
talleres, cuarteles.
Las
cosas tienen aspecto de
amistad
mutilada y el amor
desea
una verdad.
¿De
qué le sirven ciencias que
le
ladran a la puerta que no tiene?
La
luna en lunas del ropero
se
liberó del cielo y
despierta
entendimientos de lo amado.
La
noche pasa como
nave
lejana con dedos
que
tocan sustancias íntimas.
Los
movimientos del estar
nos
preguntan qué ser.
LA RUEDA
El
puente o arco entre
tu
mano y la mía cuando
no se
tocan,
¿qué
retoca, qué trastoca
ese
vacío, solo
en su
fatiga?
Nace
una flor, sí,
se
agosta en mayo como una
equivocación
de la lengua
que se
equivoca, sí, mientras
en las
páginas de nosotros mismos
tu
cuerpo escribe.
SOLES
Bajo
el sol doble de la furia y la pena
la
vida sigue.
La
vida sigue bajo el sol
doble
de la furia y la pena.
Sigue
la vida y gira
el sol
doble de la furia y la pena.
Es un
recurso amar a un árbol
y
otras humillaciones del paisaje.
El
esplendor del tiempo respira
en una
mujer.
Se
alejan pensamientos
que
quieren ser vistos. El sueño
cierra
la puerta para
que
empiece otro.
PASA
No sé
por qué te amo.
Sé que
por eso te amo.
Cae mi
lengua, como la de Catulo,
en su
doble noche de deseo.
Nadie
vuelve de vos
a lo
que fue. Cuando callan
las
palabras inevitables, las
repeticiones
del dolor y
los
huecos de la tiniebla alta,
conozco
tu pacto que sucede de pronto.
Nacer
es el apetito que das.
Caballa
de la boca.
En
amaramara, con pinturas de Arturo
Rivera, Planeta, Buenos Aires, primera edición septiembre de 2016. Poemas a
Mara Lamadrid.
Juan
Gelman (Buenos Aires, 3 de mayo de 1930 - México, D. F., 14 de enero de 2014).
Fotos: Jmp