miércoles, 29 de febrero de 2012

León Felipe – Y si después queda algo todavía



VERSOS Y ORACIONES DEL CAMINANTE
Madrid (1920)



I

Nadie fue ayer,
ni va hoy, ni irá mañana
hacia Dios  
por este mismo camino
que yo voy.
Para cada hombre guarda
un rayo nuevo de luz el sol…
y un camino virgen
Dios.


II

Deshaced ese verso.
Quitadle los caireles de la rima,
el metro, la cadencia
y hasta la idea misma.
Aventad las palabras,
y si después queda algo todavía,
eso
será la poesía.


III

Poesía,
tristeza honda y ambición del alma,
¡cuándo te darás a todos…a todos,
al príncipe y al paria, 
a todos…
sin ritmo y sin palabras!


IV

Sistema, poeta, sistema.
Empieza por contar las piedras, 
luego contarás las estrellas.


V

Poeta, 
ni de tu corazón, 
ni de tu pensamiento,
ni del horno divino de Vulcano
han salido tus alas.
Entre todos los hombres las labraron
y entre todos los hombres en los huesos
de tus costillas las hincaron.
La mano más humilde
te ha clavado   
un ensueño…
una pluma de amor en el costado.


VI

No andes errante…   
y busca tu camino. 
–Dejadme–.
Ya vendrá un viento fuerte
que me lleve a mi sitio.


.
De: Versos y oraciones de caminante (1920). 
En “Antología rota”, Losada, 1998.
León Felipe (España, 11 de abril de 1884 – 
México, 18 de septiembre de 1968).
Foto: LF, s/d.

martes, 28 de febrero de 2012

Carlos Drummond de Andrade – Mi vida entera



POESÍA


Gasté una hora pensando un verso
que la pluma no quiere escribir.
No obstante él está aquí adentro
inquieto, vivo.
Él está aquí dentro
y no quiere salir.
Pero la poesía de este momento
inunda mi vida entera.



En: “Mundo grande y otros poemas”, CEAL, 1987.
Traducción, selección y prólogo: Rodolfo Alonso. 
Ilustraciones: Alberto Cedrón.
Carlos Drummond de Andrade (Brasil, 1902-1987).
Foto: Carlos Drummond de Andrade, s/d.

lunes, 27 de febrero de 2012

Juan Gelman – El mar del vacío



IX


tu pie
pisa la noche/leve/
abre la lluvia/
abre el día/

la muerte nada sabe de vos/
tu pie tiene hierba debajo
y una sombra donde escribe
el mar del vacío/



En: “dibaxu” (1994), Página/12, 2012.
Juan Gelman, Buenos Aires, 1930.
Foto: Jmp, “Cielo con sol, lejos”, 2011.

domingo, 26 de febrero de 2012

Juan Gelman – Tus besos cuelgan lunas


XV

tu voz está oscura
de besos que no me diste/
de besos que no me das/
la noche es polvo de este exilio/

tus besos cuelgan lunas
que hielan mi camino/y
tiemblo
debajo del sol/


En: “dibaxu” (1994), Editorial La página SA/Grupo Editor Planeta, 2012.
Hoy en kioscos de diarios y revistas esta maravilla.
Juan Gelman, Buenos Aires, 1930.
Foto: Jmp, “Cielo con sol, lejos”, 2011.

sábado, 25 de febrero de 2012

Poesía y Rock, se nos fue Vicente Luy


MELINA, UNA ENAMORADA COMPULSIVA


Melina, una enamorada compulsiva
parece no querer saber nada conmigo.
Ni se lo plantea.
Pasó por mi vida como una de esas caricias
que te ponen mal.
Pau me pregunta ¿Querías dormir con Meli?
Dormir y levantarme. Pero tiene pareja,
rubio, grandote, con dotes para el teatro;
y encima con onda.
¿Cómo romper ese hogar?




Vicente Luy (Córdoba, 3 de mayo de 1961 - Salta, 23 de febrero de 2012).
Escribió, entre otros títulos, los libros: Caricatura de un enfermo de amor (1991); La vida en Córdoba (1999); Aviones (2002); No le pidan peras a Cuper (2003); La sexualidad de Gabriela Sabatini; Vicente habla al pueblo (2007); ¡Qué campo ni campo! (2008); Poesía popular argentina (2009). Foto: VL, diario La Voz de Córdoba / Martín Baez.


viernes, 24 de febrero de 2012

William Carlos Williams – Es par de los dioses ese hombre


SAFO

Es par de los dioses ese hombre que
cara a cara está sentado escuchando
tu dulce voz y tu risa deliciosa.

Es esto lo que agita un tumulto
en mi pecho. De solo verte
mi voz vacila, mi lengua se paraliza.

Al punto un delicado fuego corre por
mis miembros; mis ojos
enceguecen y mis oídos atronan.

Brota el sudor: un temblor me acosa.
Me pongo más pálido que la hierba
y a punto estoy de morir.



SAPPHO:  That man is peer of the gods, who / face to face sits listening / to your sweet speech and lovely laughter. // It is this that rouses a tumult / in my breast. At mere sight of you / my voice falters, my tongue is broken. // Straightway, a delicate fire runs in / my limbs; my eyes / are blinded and my ears thunder. // Sweat pours out: a trembling hunts / me down. I grow / paler than grass and lack little of dying.


Poema de Safo (Mitilene, Lesbos, 610-50 - ¿Léucade, 580 a.e), 
traducido por WCW, 1958.
En: “Poetas Norte Americanos Contemporáneos”. Edición bilingüe.
Estudio preliminar, selección y notas: E. L. Revol.
Ediciones Librerías Fausto, 1976.
William Carlos Williams (EEUU, 17.9.1883-4.3.1963). 
Ilustración: Safo (Charles-Auguste Mengin, París, 1853-1933), 1867.


jueves, 23 de febrero de 2012

William Carlos Williams – Que me he comido


SÓLO QUIERO HACERTE SABER

Que me he comido
las ciruelas
que estaban
en la heladera

y que
probablemente tú
guardabas
para el desayuno

Perdóname
eran tan deliciosas
tan dulces
y tan frías


THIS IS JUST TO SAY: I have eaten / the plums / that were in / the icebox // and which / you were probably / saving / for breakfast // Forgive me / they were delicious / so sweet / and so cold

En: “Poetas Norte Americanos Contemporáneos”. Edición bilingüe.
Estudio preliminar, selección y notas: E. L. Revol.
Ediciones Librerías Fausto, 1976.
William Carlos Williams (EEUU, 17.9.1883-4.3.1963)
Foto: del pasaporte de William Carlos William, 1921.




miércoles, 22 de febrero de 2012

Ezra Pound – Hago un pacto contigo


UN PACTO

Hago un pacto contigo, Walt Whitman:
Ya te he aborrecido lo suficiente.
Vengo a ti como un hijo desarrollado
Que tuvo un padre testarudo;
Ahora ya tengo edad de entablar amistad.
Tú fuiste quien partió la madera nueva,
Ahora es tiempo de tallarla.
Tenemos una sola savia y una sola raíz:
Que haya comercio entre nosotros.



En: “Poetas Norte Americanos Contemporáneos”. Edición bilingüe.
Estudio preliminar, selección y notas: E. L. Revol.
Ediciones Librerías Fausto, 1976.
Ezra Loomis Pound (1885-1972).

Foto: Franz Larese, Erker-Galerie, Easter 1971, Burano, Italy.

martes, 21 de febrero de 2012

Walt Whitman – Que se callen ahora las escuelas y los credos


I

Me celebro y me canto a mí mismo.
Y lo que yo diga ahora de mí, lo digo de ti,
porque lo que yo tengo lo tienes tú
y cada átomo de mi cuerpo es tuyo también.

Vago... e invito a vagar a mi alma.
Vago y me tumbo a mi antojo sobre la tierra
para ver cómo crece la hierba del estío.
Mi lengua y cada molécula de mi sangre nacieron aquí,
de esta tierra y de estos vientos.
Me engendraron padres que nacieron aquí,
de padres que engendraron otros padres que nacieron aquí,
de padres hijos de esta tierra y de estos vientos también.

Tengo treinta y siete años. Mi salud es perfecta.
Y con mi aliento puro
comienzo a cantar hoy
y no terminaré mi canto hasta que muera.
Que se callen ahora las escuelas y los credos.
Atrás. A su sitio.
Sé cuál es su misión y no la olvidaré;
que nadie la olvide.
Pero ahora yo ofrezco mi pecho lo mismo al bien que al mal,
dejo hablar a todos sin restricción,
y abro de par en par las puertas a la energía original de la naturaleza desenfrenada.



En: “Canto a mí mismo”, Losada, 1965 (4ta edición; 1era, 1950). 
Traducción y prólogo León Felipe.
Walt Whitman (EEUU, 1819-1892).
Foto: W.W. s/d.

viernes, 17 de febrero de 2012

Carlos Mastronardi – Luz de provincia, 1



LUZ DE PROVINCIA
Cuartetas 1-7/57



A Eduarda Beracochea


Un fresco abrazo de agua la nombra para siempre;
sus costas están solas y engendran el verano.
Quien mira es influido por un destino suave
cuando el aire anda en flores y el cielo es delicado.

La conozco agraciada, tendida en sueño lúcido.
Da gusto ir contemplando sus abiertas distancias,
sus ofrecidas lomas que alegran este verso,
su ocaso, imperio triste, sus remolonas aguas.

Y las gentes de ahora, que trabajan su dicha,
los vistosos linares prometiendo un buen año,
las mañanas de hielo, los vivos resplandores,
y el campo en su abandono feliz, hondura y pájaro.

Las voces tienen leguas. Apartadas estancias
miden las grandes tierras y los últimos cielos,
y rumores de hacienda confirman lo apacible,
y un aire encariñado, de lejos, vuelve al trébol.

Gracia ordenada en lomas y en parecidos riachos.
En su anchura, porfían los hombres con la suerte,
y esperan suave fronda y unas tardes eternas
y los dones que piden a los cielos rebeldes.

Preparando cada uno los colores del campo,
capaz el brazo, justa la boca, el pecho en orden.
Para el ganado buenos pastajes y agua libre,
creciendo en paz la bestia, la tierra dando al hombre.

Lindo es mirar las islas. Una callada gente
en cuyos ojos nunca se enturbia el claro día,
atardece en sus costas o cruza con haciendas,
dichosa en la costumbre y en la amargura, digna.

.

Carlos Mastronardi – Luz de provincia, 2


LUZ DE PROVINCIA
Cuartetas 8-17/57


La vida, campo afuera, se contempla en jazmines,
o va en alegres carros cuando perfuma el trigo
cortado, cuando vuelve la brisa a trenzas jóvenes
y el ocio, en la guitarra, menciona algún cariño.

Se puede, es un agrado, saludar la esperanza,
que suele quedar sola, y los medidos actos
del hombre que se afirma con la reja en la escarcha
o rige noche y día la marcha del ganado.

Cruzan como dormidos los troperos, al paso,
tras largas polvaredas; vuelven de las tormentas,
de los bañados cuando la provincia es del viento,
de unos campos ardidos por la luz veraniega.

Leguas, y en ese brillo la torcaz y el aromo,
pausado el movimiento del otoño flotante,
y luego auroras de agua, temporadas de sombra,
y el tedio hacia las tardes que los vientos deshacen.

El inconstante cielo, las plagas vencedoras,
los nacientes sembrados que empiezan la alegría,
los anhelos atados a un destello del campo,
el riesgo, siempre hermoso, y el valor que no brilla.

Las revueltas manadas que arrecian libremente,
y después la incansable dulzura, la honda calma,
y el esplendor desierto donde se abisma el pájaro,
donde se pierde el claro vivir de las estancias.

Es bueno ver los hombres, allí, alegres de campo,
rigiendo altos motores, sudando entre las parvas.
Estas gentes descifran su futuro en el cielo,
y sus mansas acciones confirman bestias y albas.

Conocen duras penas y alguna vez la dicha,
entienden las tormentas, las promesas del campo,
los soles y los tímidos modales de esa tierra
de ocioso color suave. (La he mirado despacio.)

Cariñosas distancias, favores del silencio,
poblados que hacia fuera relucen en jardines,
unas casas extremas y solas frente al llano,
cercos de fronda, huraña dulzura de unos lindes.

.

Carlos Mastronardi – Luz de provincia, 3


LUZ DE PROVINCIA
Cuartetas 18-27/57


La siesta es un arrullo cansado en esa fronda
donde otra vez aquieto mis tardes de luz viva.
Rosas proporcionadas al poder del verano,
convocando muchachas aclaran más el día.

Por los pueblos, abiertos en yuyales que apuran
la campaña y la noche, lentas almas rehacen
unos sabidos rumbos que igualan toda suerte.
Sólo cambian los cielos y unos crespos tapiales.

Calles de intimidad sin nadie, olvido y sol,
y siempre unas bandadas atristando el oeste,
y ese vals en retreta, pobre encanto en la noche:
nos busca su florido pesar, su voz nos quiere.

Cuando el aire se duerme, llega un rumor de juegos
del arrabal, o acaso de unos queridos años;
y claras van entre árboles despaciosas mujeres,
festejando colores, arreglando algún gajo.

Busca cielo y riberas el ocio del domingo.
Conozco esas mañanas populares y agrestes.
La soledad se aviva de remos, de agua en fiesta,
y, esperanzando mozas, se lucen los jinetes.

La flor de la glicina sobre quietas morochas
miré en las hondas quintas. Allí una luz incierta
reposa, y por sonoros maizales llega el viento
con el rumor quebrado de lejanas haciendas.

El ocaso desgana las voces, y algún hombre
queda en la brisa pura, bajo el cansado cielo.
La vida se apacigua contemplando la hora
distraída sobre aguas, sembrados y altos ceibos.

La tarde, ausencia y fuego, se pierde en los arroyos:
y allá están, los he visto, unos lacios juncales
que agravan de sombría delicia y de secreto
el verdor extendido, la dulzura incansable.

Estos serenos campos fueron selva y ternura
de cantos extrañados en los días sin hombres.
Después, las almas libres; me acuerdo que pasaban
con haciendas cerriles o ganaban los montes.

He vivido en las costas y anduve un año entre islas.
Las crecientes traían animales extraños
y la grata zozobra de escuchar agua brava
entre el clamor extremo de los campos ahogados.

.

Carlos Mastronardi – Luz de provincia, 4


LUZ DE PROVINCIA
Cuartetas 28-37/57


Mecido cielo de árboles, luz de mi tiempo: vieron
la suerte de mi gente. Yo estaba y lo querido.
Nuestro culto y nuestro ánimo era un hombre de afuera.
Las frondas encerraban el vecindario antiguo.

Perdido pueblo, noches de ladridos y viento;
por los ranchos lejanos, miserables canciones,
el alba entre campanas y los mojados carros,
calles de luz más sola, la plaza como un bosque.

Con buen tiempo llegaban las noticias del campo
que animaron tertulias de señores felices
y un pájaro bastaba para alegrar el pueblo.
Luz agreste y cantada, la vida entre jazmines.

Recordando mi casa y unos queridos años
digo; era el agua próxima rumor en la roldana,
llegaba algún dichoso, las fiestas nos juntaban,
nuestro padre salía temprano a la campaña.

Tuvimos un gran árbol, para un barrio su efluvio.
Adentro iba una voz disponiendo esplendores
y en los patios duraba la sombra de los nuestros…
Entonces, los regalos venían de los montes.

La dicha entretuvimos mirando unas amigas.
Lentas, bajo sombrillas de colores, llegaban
a pasar con nosotros un cariñoso día
de manos ocurrentes y flores visitadas.

Son recuerdos. Ese árbol queriendo todo el patio,
aquellos que no vuelven a su sombra, otras voces,
las tardes que venían oliendo a campo. Lejos
quedaron, en la vida reservada de entonces.

Me alegré de jinetes que entraban siempre al alba.
Vi esquinas resignadas a un caballo y a un poste,
luz de rosales, calles con lunas más cercanas.
También vi guitarreros borrachos en la noche.

De lejos, en las fechas respetadas, venían
paisanos que orillaban las alegres reuniones.
Llegaban de los montes a embravecer las fiestas,
la mirada filosa y el destino en las voces.

Una vez se miraron y se entendieron dos hombres.
Los vi salir borrosos del camino, y callados,
para explicarse a fierro: se midieron de muerte.
Uno quedó: era dulce la tarde, el tiempo claro.

.

Carlos Mastronardi – Luz de provincia, 5


LUZ DE PROVINCIA
Cuartetas 38-47/57


Yo saludé varones sufridos que agrandaron
los confines riesgosos de una hirsuta provincia.
Tras la hacienda bravía o en los montes quedando,
vivieron sin asombros sus penas y delicias.

El campo se ofrecía misterioso, y sus hombres
ganaron soledades, removieron la gracia
descuidada y ociosa de unas tierras tupidas,
la luz extraordinaria y ociosa de otras albas.

He cruzado sus leguas de alta fronda, y recuerdo
un sosiego de estancias perdidas en la dicha
y tormentas de pájaros obedientes al alba.
Era un agrado estarse contemplando esa vida.

En ceibales y costas quedan rumores de antes
y viene hasta mis noches como una queja antigua.
Persiste un rudo encanto que me despeja el alma,
entre arroyos ocultos y en las calladas islas.

Los ocasos devuelven al ayer. Reconozco
luz de una tarde mía en las tardes de ahora.
Otra vez me convidan los silencios del campo
y un confín oscilante de linos me recobra.

Alabo estas distancias, que imperan con dulzura
y dicen que el olvido, bajo su fronda, es suave.
Suelo buscar, gustoso, su paz consecutiva,
sus aguas remolonas, su octubre, sus maizales.

Aquí un desamparado valor mueve a los hombres
desde la luz primera, que impone la hermosura.
Hay brazos que renuevan los colores del campo
y destinos que en soles y nublados se buscan.

Hablo de mi provincia. Vuelvo a querer sus noches,
sus recias claridades y sus albas de hielo.
Miro el cauce anchuroso de sus almas iguales,
su resplandor de espigas y su varón sereno.

De nuevo me convida la mansa luz agreste,
y el rocío en los huertos que guardan la frescura.
Me ofrezco a unos lugares de follaje y silencio,
al escondido tiempo de las quintas profundas.

Otra vez nos conducen las tardes pueblo afuera.
Por las costas cercanas –uno ausente– nos vemos
en los pastos tirados, sin apuro remando…
Suelo volver del monte, perdido, un grito espléndido.

Carlos Mastronardi – Luz de provincia, 6


LUZ DE PROVINCIA
Cuartetas 48-57


Yo soy una alabanza de esa fronda que ampara
un vivir agraciado de secreto y sin mundo.
En su hondura, mi paso libre de horas, absuelto,
y en calles que se pierden junto a los campos mudos.

Vuelvo a mirar confines de abandonada gracia,
pueblos fieles al gesto de antiguas gentes muertas,
y piadosos lugares que halagan el recuerdo,
por donde se alejaba mi pena paseandera.

Vuelvo a ser de las noches, que hondamente me han visto.
Me acompaña una brisa de campo en esas horas,
cuando busco la extrema quietud, ruinosas tapias
y calles semejantes a mi destino, y solas.

Conozco unos lugares que enternecen mi andanza
y donde la provincia ya es encanto sin tiempo.
Frondas, callados pueblos, suaves noches camperas.
Soledad, hermosura: frecuencias de mi pecho.

Vuelvo a cruzar las islas donde el verano canta,
y un aire enamorado de esa extensa delicia
en cuya luz diversa y en cuya paz se anuncia
la querida, la tierna, la querida provincia.

Larga dulzura creada para entender la dicha,
durable rosa, quieto fervor, gajo de patria.
¡Qué mansa la presencia de la brisa en sus tierras!
¡Qué sonora en mi pecho la efusión de sus aguas!

Dulzura, sí, llaneza cordial, grato sosiego,
amplitud primorosa y honor de la mirada.
En su anchura, el olvido reconoce a los suyos,
y en su tierno abandono mi persona se aclara.

¡Qué vistosas se ponen sus leguas cuando el aire
perfuma, y la tarde alza como dormidos vuelos!
Yo pondero esos campos, los nombra el afectuoso.
Mi corazón es dádiva de su amable silencio.

Siento una luz absorta y unos muertos rumores;
reconozco este ocaso perdido en los trigales,
y fuera de los años miro su gracia inmóvil,
su delicado fuego sobre los campos graves.

Luz absorta que viene del pasado, y me acerca
unos rostros, un pueblo y esa fecha rezada
en que anduve más solo por los patios silvestres...
(Un Septiembre elogiado con glicinas, estaba).

Este ocaso confunde mis tiempos. Vuelve un canto
siempre dulce. La dicha se parece a esta ausencia.
Quedo en la brisa, tierno de campo, libre, oscuro.
Una vez yo pasaba silbando entre arboledas.


De: “Conocimiento de la noche”, 1937. Texto de la segunda edición 1956. En: “Luz de provincia y otros poemas” (se respetó el texto de esta edición, salvo alguna corrección que he considerado pertinente), Centro Editor de América Latina, 1988. Selección y prólogo: Ricardo H. Herrera. Luz de provincia: 57 cuartetas alejandrinas.
Carlos Mastronardi (Gualeguay, Entre Ríos, 7 de octubre de 1901 – Buenos Aires, 5 de junio de 1976).
Foto: Carlos Mastronardi y gato, s/d
.

jueves, 16 de febrero de 2012

Roberto D. Malatesta – En mi sueño tomaba un colectivo


UN SUEÑO


a L.A.Spinetta

En mi sueño tomaba un colectivo
y para que la máquina
expendedora de boletos
marcase el monto exacto
–como un teléfono, la máquina,
tenía números y letras–
tuve que introducir el nombre de “Titán”,
del planeta saturno, luna sexta.
Eso sabía sin saber,
ese era mi destino.
No cabía lugar a duda alguna,
allí en el barrio de mi sueño,
a pasos de mi casa en el planeta tierra
se había detenido,
no más que para mí,
el colectivo del capitán Beto, “ayer
colectivero, hoy amo entre los amos
del aire”…
La mañana deshizo el bello viaje.
apenas quedó de él un dejo de tristeza
–ésa que impregna la estampita
de un santo–.
y el nombre de Titán viajando en mi cabeza
la curiosidad me llevó hasta el diccionario,
y era verdad: Titán,
del planeta saturno, luna sexta.
Y se me vino el cielo
de las estrellas, a la piel.


José María: tal cual, un sueño ocurrido años atrás, por allí quedó guardado, es tiempo de que salga, te lo obsequio. R.D.M..
GRACIAS, ROBERTO.


Roberto Daniel Malatesta nació en la ciudad de Santa Fe en 1961. Poeta.

domingo, 12 de febrero de 2012

José María Pallaoro – Spinetta (En el Cielo con Diamantes)






SPINETTA
(En el Cielo con Diamantes)





Un poema de amor es un poema
de amor. Lo intenté ayer
como si el tiempo perdurara
en tu risa real. Vida,
en el sonido de tu mañana,
y un niño juega en el suelo.
El niño lee, no comprende.
Tu universo, un cosquilleo que asombra.


Un poema de amor es
el poema. Los árboles
en ese ayer y en este hoy,
el mundo entre naranjas
del destino. Salí al mundo.
El mundo hostil y maravilla del hacer.
No podía dibujar,
sí, leer el mundo y nacer
la belleza de lo hostil,
las flores vendrán.


Vida, mi vida en el Atenas
la melodía y la palabra, golpes,
golpes, tu electricidad golpeando en mí.
En unos días la luz se apagará y todo amanece,
otra vez, el amanecer de los días,
¿estás?, ¿tu espera está?
La belleza, belleza de vos,
anillo, la belleza del poema nacido
de un dios pasajero, luz de estrella seca.


Salí, otra vida ahora, el perfume de tu luz.
La música vibra en los padres del ayer.
¿Y comprenden la furia?, ¿y dejan haciendo?
La poesía extraña de lo nuevo es siempre.


La calle interior.
La locura de la sanidad
Vamos. Frutas en su jugo de sol,
dulces y amargas; y los libros empiezan a ser
en tu música la solidez, el líquido del despertar.
Música en la noche, ahora sí, de mi luz.
De mí, luz. Diamante de belleza,
guitarra del sonar sin sonar.
El amor es un poema escrito
con tus palabras.


El viento agita
y las ramas quedan sin pájaros,
pájaros de las ramas en tensión.
El avión sobre los pájaros,
estela del color vos quieras,
un avión nunca sobrepasa pájaros.


Los fantasmas del escenario
se disfrazan. Pintan sus ojos, sus dedos,
maquillan la tapa del nunca reprimir podrán.
No son días de cielo abierto,
abre el agua, sala la monotonía.
Maúlla la grieta y la frontera
es un espacio del lejano estar.


Miras, ese día, el encuentro,
tus ojos en los míos.
Y rebotaba en las paredes,
una inyección sin sentido.
Y rebotaba en las paredes.


Quise explicar la belleza
de esa noche; sí, en nuestro jardín
pocos, algunos, miraban el suelo.
Sin necesidad, estábamos
en el jardín, con nuestras palabras
y tuyas, sol de las estaciones.


¿Ves?, la sombra en la pared
dibuja ideogramas con lágrimas
de un paraíso donde el frío
canta como un océano
en la superficie y en la profundidad.
¿Recuerdas?, la historia es un jazmín
negro de sol y orilla, guitarra.


Envuelves perros de la lluvia.
Punza el corazón y la paz.
Llueve con el cielo y la paz.
Hace nido en el cielo. Respiro
un presente de álamos plateados.

¿Vamos?, nueces y duraznos,
duro y frágil, canción de noche
otra vez; sombra y danza, nena,
el pasar es una flecha de asombro.


La sombra en el cielo de lo opuesto
como un jardín que traspasa la pared
y crece la hierba fresca del mundo
en el más acá del aire bueno.


Espíritu llegás, ven, aquí, río
donde tus cenizas bailarán; rayo
de un poema de oriente llega;
tu mañana llega, zetas de dedos,
agua viboreando en el allá.


Hoy, atrás, cantaré por primera vez.
La canción llega, tu amor
llega al mar, ahora es el mar,
solo el mar y más allá del mar
acaso vuelvas, sí, en nuestros días.


Canción de vos, cañas del silbar.
Párpados del cerrar y el abrir
como un umbral de voces de vos
en el llegar a la piel nuestra.


Albergue de las ganas de reír.
Ah, pega tu fuerza y no es dolor,
es asombro del volar en el por acá
de escaleras del lenguaje, la búsqueda.


En la playa tu libro alimenta, la arena
se lleva el mar, y así, el sol.
Un poema de amor es un poema
de amor. El amor es un poema escrito
con tus palabras.


(fragmento)


City Bell, domingo 12 de febrero de 2012
“eres mi esperanza, sólo un grieta en mi existir, no somos sólo hombres…”

jueves, 9 de febrero de 2012

José María Pallaoro – Canción de amor para Luis Alberto Spinetta


OTRA CANCIÓN DE NOCHE


La canción de la noche se hizo noche.
Una rueda de frío vegetal surcando el cielo de moras blancas.

¿Dónde estabas cuando el día concluyó la canción del sol?
¿Dónde tu guitarra de belleza y luz, encierro de tu alma?

La belleza es un mundo colmado de vos.
El mejor de los mundos entre los estruendos del mundo, misil que arrasa.

Mi corazón te añora, en la canción que comienza.
En lo que falta de mí, siempre estás vos.


.
Ilustración: Un amanecer, 2008, tapa de CD. “Canción de noche” forma parte del disco PAN, 2006.

miércoles, 8 de febrero de 2012

Charles Baudelaire – De vino, de poesía o de virtud


XXXIII
¡EMBRIÁGATE
!


Es preciso estar siempre borracho. Todo consiste en eso: es la única cuestión. Para no sentir la horrible carga del Tiempo, que aplasta tus hombros y te inclina hacia la tierra es preciso que te embriagues sin tregua.

Pero, ¿de qué? De vino, de poesía o de virtud; de lo que te plazca. Pero embriágate.

Y si alguna vez, en los escalones de un palacio, sobre la hierba verde de un foso, en la soledad sombría de tu habitación, te despiertas, disminuida ya o disipada la embriaguez, pregunta al viento, a la ola, a las estrellas, al ave, al reloj, a todo lo que huye, a todo lo que gime, a todo lo que rueda, a todo lo que canta, a todo lo que habla, pregúntale la hora que es. Y el viento, la ola, la estrella, el ave, el reloj, te responderán:

–¡Es hora de emborracharse! Para no ser esclavos martirizados del Tiempo, embriágate, embriágate continuamente. De vino, de poesía o de virtud; de lo que te plazca.


En: “Carlos Baudelaire. Pequeños poemas en prosa”, Editorial Sopena Argentina, 1941. Traducción directa del francés: Anselmo Jover Peralta.
Charles Baudelaire (Francia, 9 de abril de 1821 - 31 de agosto de 1867).

martes, 7 de febrero de 2012

Juan Gelman – Hoy llueve mucho, mucho


LLUVIA


hoy llueve mucho, mucho,
y pareciera que están lavando el mundo
mi vecino de al lado mira la lluvia
y piensa escribir una carta de amor/
una carta a la mujer que vive con él
y le cocina y le lava la ropa y hace el amor con él
y se parece a su sombra/
mi vecino nunca le dice palabras de amor a la mujer/
entra a la casa por la ventana y no por la puerta/
por una puerta se entra a muchos sitios/
al trabajo, al cuartel, a la cárcel,
a todos los edificios del mundo/
pero no al mundo/
ni a una mujer/ni al alma/
es decir/a ese cajón o nave o lluvia que llamamos así/
como hoy/que llueve mucho/
y me cuesta escribir la palabra amor/
porque el amor es una cosa y la palabra amor es otra cosa/
y sólo el alma sabe dónde las dos se encuentran/
y cuándo/y cómo/
pero el alma qué puede explicar/
por eso mi vecino tiene tormentas en la boca/
palabras que naufragan/
palabras que no saben que hay sol porque nacen y mueren la misma noche en que amó/
y dejan cartas en el pensamiento que él nunca escribirá/
como el silencio que hay entre dos rosas/
o como yo/que escribo palabras para volver
a mi vecino que mira la lluvia/
a la lluvia/
a mi corazón desterrado/


De: “Eso”, París, 1983-1984. En: “Interrupciones 2”, Página/12 / Seix Barral, 2012. Foto: JG x G. LEJARCEGI.
Juan Gelman, Buenos Aires, 1930
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Juan Gelman – Y no más que eso


NIÑOS


un niño hunde la mano en su fiebre y saca astros que tira al aire/y ninguno ve
yo tampoco los veo/
yo sólo veo un niño con fiebre que tiene los ojos cerrados y ve
animalitos que pasan por el cielo/pacen en su temblor
yo no veo esos animalitos/
yo veo al niño que ve animalitos
y me pregunto por qué esto pasa hoy/
¿pasaría otra cosa ayer?/¿se sacaría el niño mucha pena
del alma ayer?/yo sólo sé que el niño tiene fiebre
tiene el alma cerrada y la hunde
en las cenizas que dejará porque ardió/
pero ¿es así?/¿hunde su alma en las cenizas de sí?/un árbol
mira detrás de la ventana al sol/
hay sol/
detrás de la ventana hay un árbol en la calle/
ahora por la calle pasa un niño con una mano en el bolsillo del pantalón/
está contento y saca la mano del bolsillo/
abre la mano y suelta fiebres que ninguno ve/
yo tampoco las veo/
yo sólo veo su palma abierta a la luz/
y él/¿qué ve?/
¿ve bueyes que tiran del sol?/
yo no sé nada/
no sé qué ve el niño de la mano en el pantalón/
ni el niño que tiene fiebre y ve los huesos del atlántico
y los huesos de todos los mares revueltos en su corazón/
yo no veo nada/no sé nada/
ni sé en qué día nací/
conozco la fecha pero no el día en que nací/
¿o ese día es este día en que muero por enésima vez?/
¿es este día en que todos los que han muerto
se vuelven a morir conmigo?/¿o yo con ellos?
¿en esta luz dulcísima y abierta?/
¿y qué hace el niño con esta luz en su palma?/
¿mientras todos trabajan para hacer dinero fuera de esta luz?/
¿encerrados afuera de esta luz que es imposible mirar sin una luz adentro?/
¿sin un amor con pena adentro?/
ahora pasan las cartas que nunca me escribiste/
hijo/vos/que tanto nacés de esta luz/
tus cartas tienen fiebres de las que no sé nada/
y nunca sabré nada/
parecen pajaritos que vuelan con su serenidad/
astros que tiraste al aire y ninguno ve/
yo no los veo ni los ve mi dolor inseguro
pensabas en una vida más limpia que ésta/
una vida que se podía lavar/
tender al sol de tu bondad/
una vida llena de rostros como viajes/
¿dónde están esos rostros/esos viajes?/
la vida está desnuda como un mar sin orillas/
y no puedo volver la vida atrás/
llevarla hasta tu cuna/
ni llevarla adelante/
yo soy menos real que la mesa donde como/
yo como para ser real como el árbol detrás de la ventana/
ahora un niño se le paró al lado/
saca la mano del bolsillo del pantalón/
abre su palma a la luz
y piensa que la muerte es la muerte
y no más que eso/

De: “Eso”, París, 1983-1984. En: “Interrupciones 2”, Página/12 / Seix Barral, 2012. Foto: JG x G. LEJARCEGI.
Juan Gelman, Buenos Aires, 1930
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lunes, 6 de febrero de 2012

Juan Gelman – Amor que entre dos luces


LA TORMENTA


tenemos pies para irnos/
para no irnos/
nadie nos pide nada/
nosotros nos pedimos/nos abrazamos/nos quedamos

amor que entre dos luces
como borracho va/
todo es centro
y alhaja del dolor


TUS MANOS


qué día extraño/respirable/
tus dos manos en paz bajo el domingo/
dormidas en la tarde/
como dos hermanitas/y como si ninguno

las mordiera o dejara un dolor
en su playa/y el mar
fuera al mundo
con novedades de tu corazón/

y tus manos durmieran para abrigo/
y nadie sufra ya/
y nos sentemos todos juntos
a comer/¿está bueno?


De: “Eso”, París, 1983-1984. En: “Interrupciones 2”, Página/12 / Seix Barral, 2012. Foto: JG x G. LEJARCEGI.
Juan Gelman, Buenos Aires, 1930
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Juan Gelman – La mano en el agua


ROQUE DALTON


a veces pienso que sos como ese caballero del Ariosto al que hirieron de muerte en un combate, no se dio cuenta que lo habían morido y siguió peleando. cuando el asesino tiró, seguro te distrajo una mujer inapagable, un pliegue del verano, el misterio sin fin del pobrerío.
siempre escapaste a las fusilaciones, la muerte equivocada, y escribís en las tripas de la noche.


LOS ILUSOS


la esperanza fracasa muchas veces, el dolor jamás. por eso algunos creen que más vale dolor conocido que dolor por conocer. creen que la esperanza es ilusión: son los ilusos del dolor.


LA MANO


no pongas la mano en el agua
porque se irá de pez/
no pongas agua en tu mano
porque vendrá el océano
y la orilla después/

deja tu mano así/
en su aire/
en ella/
sin comienzo/
ni fin/


De: “Eso”, París, 1983-1984. En: “Interrupciones 2”, Página/12 / Seix Barral, 2012. Foto: JG x G. LEJARCEGI.
Juan Gelman, Buenos Aires, 1930
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domingo, 5 de febrero de 2012

Juan Gelman – Sólo pido que oigas mi petición


LA PETICIÓN


vos/que escuchás a los sin dicha/
y atendés sus deseos/
¿cuánto tiempo estarás lejos de mí?/
¿cuánto dolor te ocultarás de mí?/

imploro el peso de tus pies/tu paso/
lloro/pesado el corazón/
siempre te alabaré/
tu amor no se termina/

te espero/te confío/
como quien sueña oscuros sueños
confía en el intérprete de sueños/

sólo pido que oigas mi petición/
estés cerca de mí/no más/
no menos/

salomón ibn gabirol


EL EXPULSADO


me echaron de palacio/
no me importó/
me desterraron de mi tierra/
caminé por la tierra/
me deportaron de mi lengua/
ella me acompañó/
me apartaste de vos/y
se me apagan los huesos/
me abrasan llamas vivas/
estoy expulsado de mí/

yehuda al-harizi
(1170-1237/toledo-provenza-palestina)



De: “Com/posiciones”, París, 1984-1985. En: “Interrupciones 2”, Página/12 / Seix Barral, 2012. Foto: JG x G. LEJARCEGI.
Juan Gelman, Buenos Aires, 1930
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